Rostros de México
FRIDA KAHLO
Por Guillermo Solís
Transgresora, valiente, feroz, herida, desafiante... imágenes que se suceden y nos golpean de Frida Kahlo. Su pintura es testimonio de su lucha, de su sér - con acento como escribía el poeta César Vallejo - enclavada en su tierra y en el tiempo que le tocó vivir.
Nació en el año 1907, pero identificada con el nuevo México le gustaba decir que había nacido con la Revolución Mexicana. Con su padre, Guillermo Kahlo, se adentró en el conocimiento de la arqueología y el arte de México y también en la técnica de la fotografía. Las minúsculas pinceladas en el retocado de fotografías pasaron a formar parte de su estilo.
El Incidente
En 1925, regresando de la escuela en autobús, Frida se vio involucrada en un trágico accidente, que casi le cuesta la vida, y que le dejó secuelas que influyeron en ella el resto de su vida. Se partió la columna vertebral, la clavícula, varias costillas, la pelvis, y se fracturó una pierna en once lugares distintos. Ella dice: "a mí el pasamanos me atravesó como la espada a un toro". "Perdí la virginidad". Sexo y muerte se entrelazan. Estando de reposo absoluto en la cama tras el accidente, y aburrida, empezó a pintar. Este pasatiempo momentáneo terminaría por ser la pasión de su vida. "Yo pinto mi propia realidad, Lo único que sé, es que pinto porque lo necesito, y pinto lo que se me ocurre, sin más consideraciones."
A lo largo de su vida, y debido a las secuelas del accidente, se sometió a unas treinta operaciones; recurriendo al tequila para calmar el dolor. En muchos de sus cuadros quedan reflejados estos años de sufrimiento. A menudo se retrataba a si misma con un collar de espinas, clavos, o con cortes en el cuerpo, a modo de expresar su dolor. Ella decía: "Mi pintura lleva un mensaje de dolor. Ha completado toda mi vida."
Su Obra
Pintándose a sí misma pintó sobre la mujer, sobre el dolor, la soledad, sobre México, su fauna, sus tradiciones, sus habitantes - como alguien dijo: "la más mexicana de los mexicanos" -.
La pintura fue parte de su lucha, de su decisión de dar batalla a la inmovilidad de su convalecencia mientras era sometida a diversas operaciones y a un dolor en muchos períodos intolerable no sólo por cuestiones físicas, sino también por las penas de amor.
La pintura fue una manera de inventarse, profundamente conectada con la vida, con la alegría, con el humor, con las raíces de México, pero también fue un modo de exorcizar el dolor y de hacer tolerable la desesperación.
Así como fueron sus inicios siguió pintando sus autorretratos, mirándose en el espejo. El ángulo en muchos de ellos incluso es el que permite ahorrar movimientos, probablemente por la dificultad y el dolor que le acarreaban. De hecho, llegó a pintar colgada de un aparato para estirar su columna.
Diego… su amor eterno
Frida dijo haber tenido dos accidentes graves en su vida, el choque del tranvía y el otro, su encuentro con Diego. Diego Rivera, el genial muralista mexicano con quien se casó, se divorció y se volvió a casar.
Ser la mujer de Diego fue un motor en la vida de Frida. Diego fue su hombre, su niño, su amante, su amigo, su obsesión, su todo. Relación pasional, controvertida de dos titanes.
Construyó un personaje para Diego y para representar teatralmente en la escena del mundo. Por elección y también porque le gustaba a Diego adoptó el "mexicanismo" que a su vez era valorado entre los intelectuales comprometidos con la revolución. Elegía cuidadosamente sus vestidos, sus aretes coloniales, sus collares precolombinos de jade. Trenzaba y peinaba el pelo adornándolo con peinetas, flores.
Frida lo dijo así: "En otra época me vestía de muchacho, con el pelo al rape, pantalones, botas y una chamarra de cuero, pero cuando iba a ver a Diego me ponía mi traje de tehuana".
En 1953, un año antes de su muerte, Lola Álvarez Bravo organiza en su Galería de Arte Contemporáneo la primera exposición exclusiva sobre Frida en México. Una vez más la artista escandalizó a la gente. Estando enferma, hizo que la trajeran a la exposición en camilla. La dejaron en medio de la sala, y ella se dedicó a distraer al público, contando chistes, y bebiendo. A continuación se dirigió a la prensa, y dijo: "Yo no estoy enferma. Estoy rota." La exposición fue todo un éxito.
Frida Kahlo murió el 13 de julio de1954. Pero el culto a su arte sigue tan vivo, que se ha creado el "Kahloismo". Una especie de religión que considera a Frida una Diosa.
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