Rostro de México
CARLOS FUENTES
Por Guillermo Solís
Carlos Fuentes es uno de los grandes novelistas en lengua española del presente siglo. Ha dedicado casi toda su obra narrativa a reflexionar sobre la identidad y la historia mexicana y latinoamericana. Su obra se ha caracterizado por la búsqueda de la “totalidad”, por el afán de mostrar lo más completamente posible los diversos y hasta opuestos aspectos de nuestras complejas sociedades.
Una vida itinerante
Hijo de padres diplomáticos mexicanos, nació en Panamá (1928), donde pasó su infancia. Luego vivió por diferentes periodos en Quito, Montevideo, Río de Janeiro, Washington, Santiago y Buenos Aires. En su adolescencia regresó a México, donde radicó hasta 1965. El tiempo que pasó en su país marcó definitivamente su obra, inmersa en el debate intelectual sobre la filosofía de “lo mexicano”.
Publicó sus primeros escritos en Chicago, en el periódico del colegio. Regresó a México y permaneció allí algunos años y se inició, posteriormente, en el servicio diplomático en Ginebra. Estudió Derecho en la Universidad Autónoma de México y colaboró con varias revistas. Tras su graduación, en 1955, Carlos Fuentes fundó la Revista Mexicana de Literatura, junto a Emmanuel Carballo. Cuatro años después renunció al servicio diplomático y viajó a Cuba, con el triunfo de la revolución.
Desde 1965 su vida volvió a ser itinerante, viviendo durante algunas temporadas en París y enseñando en Princeton, Harvard, Columbia y Cambridge. Continuó publicando diversos ensayos entre los que se destaca La nueva novela hispanoamericana (1969), donde propone la ruptura de los códigos costumbristas al mismo tiempo que la prolongación de otras tradiciones.
Su obra
Su primer libro fue una colección de cuentos aparecida en 1954 con el título de Los días enmascarados, en los que se entremezclan hábilmente las motivaciones de la realidad y los ensueños fantásticos. De 1958 es su novela La región más transparente, donde se ofrece un amplio cuadro de la capital mexicana, con sus rasgos de metrópoli neocapitalista que no ha abandonado todavía su ancestro rural. Su segunda novela, Las buenas conciencias (1959), está contada con más rígido realismo y es la historia burguesa del protagonista, Jaime Ceballos, enmarcada en un ambiente provinciano asfixiante de fariseísmo religioso, de decadencia moral, de vileza inconsciente.
Sus novelas se caracterizan por la incorporación de procedimientos narrativos de la literatura inglesa y norteamericana, como la fragmentación de escenas, el monólogo interior y la mirada retrospectiva. La repercusión que alcanzó con La región más transparente (1959) y La muerte de Artemio Cruz (1962) lo proyectó como una de las figuras centrales del boom de la novela latinoamericana. Al igual que los demás intelectuales que participaron de este fenómeno, su compromiso político y social con la Revolución Cubana fue un rasgo fundamental de su obra: "Lo que un escritor puede hacer políticamente - afirmó en un ensayo para la revista Tiempo Mexicano, en 1972 - debe hacerlo también como ciudadano. En un país como el nuestro el escritor, el intelectual, no puede ser ajeno a la lucha por la transformación política que, en última instancia, supone también una transformación cultural."
En 1962 escribe su cuento largo Aura, de rigurosa factura narrativa y fantástica inspiración. Siguen luego Cantar de ciegos (1964), Zona sagrada (1967), Cambio de piel (1967), Cumpleaños (1969), Terra nostra (1975), Gringo viejo (1985) y La campaña (1990), relatos éstos con diferentes técnicas, pero en los que se advierte la cultura de Carlos Fuentes en el uso de recursos tales como el collage o la yuxtaposición cinematográfica del discurso literario.
Recientemente ha publicado Los cinco soles de México (2000), Instinto de Inez (2001), En esto creo (2002), La silla del águila (2003), Contra Bush (2004), Los 68. París, Praga, México (2005), y Todas las familias felices (2006).
Carlos Fuentes ha escrito también obras teatrales y ensayos. Su quehacer literario se ha visto recompensado, entre otros, con los premios Rómulo Gallegos (1977), Nacional de Literatura de México (1984), Cervantes (1988), Internacional Menéndez Pelayo (1992), Príncipe de Asturias de las Letras (1994) y “Grand Chancellier” de la Legión de Honor (2003).
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