La Guadalupana: Importancia e influencia de la Virgen en la cultura mexicana
Por Patricia Prieto
No hay duda que a cualquier parte donde emigra el mexicano lleva consigo a la Virgen de Guadalupe.
Donde quiera que se establezca, allí impone su arraigada devoción hacia la Virgen Morena y su tradicional fiesta de honrarla cada 12 de diciembre.
Para el mexicano la Virgen de Guadalupe es más que un icono de fe y devoción, es parte integral de su historia y de su identidad.
Según afirman muchos historiadores, esta importancia es resultado de los mensajes de sus apariciones, ocurridas entre el 9 y 12 de diciembre de 1531 y narradas en el Nican mopohua (un documento indígena escrito en lengua náhuatl).
“La influencia de la Virgen de Guadalupe en la cultura e historia de México comienza a partir de allí”, dice Susan Fitzpatrick-Behrens, profesora de historia de la Universidad del Estado de California en Northridge, con especialidad en el tema de religión en Latinoamérica, quien recientemente visitó nuestro país para dar una serie de conferencias sobre teología.
La catedrática ofrece dos razones de la importancia e influencia de la Virgen en el pueblo mexicano. Una dice que ella reemplazó a la diosa Tonantzin (que en lengua indígena significa “nuestra madrecita”) que los indios veneraban en el cerro del Tepeyac. La otra dice que fue un mito creado por la religión católica para impulsar una nueva devoción entre los pobladores nativos de México.
“Pero, independientemente de estos dos puntos de vista, lo cierto es que la Guadalupana tenía un puesto muy importante en la comunidad indígena mexicana y lo sigue teniendo en el México de hoy”, dice la historiadora.
La influencia de la Virgen se ve en acontecimientos sociopolíticos del país azteca. Bajo su imagen, en 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla dio el grito independentista de ese país y, como afirma Fitzpatrick-Behrens, unificó a todo un país conformado por indígenas, mestizos y criollos, dándole una sola identidad como nación.
Ante esto, se podría decir que la Virgen de Guadalupe ha sido para México más una
imagen seglar que religiosa.“La Guadalupana está presente en todo movimiento
sociopolítico de México porque llevó a este pueblo un mensaje de valor y fuerza y ayudó a levantar la voz en defensa del pueblo oprimido. Este mensaje, que transmitió
en sus apariciones, nos llama a ser mejores personas y a comprometernos con las causas sociales. Por esto, no es raro verla a ella como figura central de muchos
movimientos sociales”.
Su influencia también se ve en el arte de México.
Ella parece en grandes murales dentro y fuera de casas y edificaciones zubernamentales, en avenidas y pasos peatonales, en pequeños altares levantados por los caminos de los barrios. Es decir, su presencia es constante y resulta interesante reflexionar en su mensaje de amor y protección que da esperanza y
fuerza a quien la quiere y venera.
La Guadalupana ha sido figura generadora de gran devoción que trasciende fronteras y
roba el corazón del mexicano, aunque éste sea ateo. Prueba de ello son las palabras que pronunció una vez el muralista Diego Rivera: “Soy ateo,pero guadalupano”. Tal vez por esto mismo es que su influencia llega hasta las pilas bautismales, donde sin importar género ni religión, muchos niños y niñas en México reciben el nombre de Guadalupe.
No hay duda que a cualquier parte donde emigra el mexicano lleva consigo a la Virgen de Guadalupe.
Donde quiera que se establezca, allí impone su arraigada devoción hacia la Virgen Morena y su tradicional fiesta de honrarla cada 12 de diciembre.
Para el mexicano la Virgen de Guadalupe es más que un icono de fe y devoción, es parte integral de su historia y de su identidad.
Según afirman muchos historiadores, esta importancia es resultado de los mensajes de sus apariciones, ocurridas entre el 9 y 12 de diciembre de 1531 y narradas en el Nican mopohua (un documento indígena escrito en lengua náhuatl).
“La influencia de la Virgen de Guadalupe en la cultura e historia de México comienza a partir de allí”, dice Susan Fitzpatrick-Behrens, profesora de historia de la Universidad del Estado de California en Northridge, con especialidad en el tema de religión en Latinoamérica, quien recientemente visitó nuestro país para dar una serie de conferencias sobre teología.
La catedrática ofrece dos razones de la importancia e influencia de la Virgen en el pueblo mexicano. Una dice que ella reemplazó a la diosa Tonantzin (que en lengua indígena significa “nuestra madrecita”) que los indios veneraban en el cerro del Tepeyac. La otra dice que fue un mito creado por la religión católica para impulsar una nueva devoción entre los pobladores nativos de México.
“Pero, independientemente de estos dos puntos de vista, lo cierto es que la Guadalupana tenía un puesto muy importante en la comunidad indígena mexicana y lo sigue teniendo en el México de hoy”, dice la historiadora.
La influencia de la Virgen se ve en acontecimientos sociopolíticos del país azteca. Bajo su imagen, en 1810, el cura Miguel Hidalgo y Costilla dio el grito independentista de ese país y, como afirma Fitzpatrick-Behrens, unificó a todo un país conformado por indígenas, mestizos y criollos, dándole una sola identidad como nación.
Ante esto, se podría decir que la Virgen de Guadalupe ha sido para México más una
imagen seglar que religiosa.“La Guadalupana está presente en todo movimiento
sociopolítico de México porque llevó a este pueblo un mensaje de valor y fuerza y ayudó a levantar la voz en defensa del pueblo oprimido. Este mensaje, que transmitió
en sus apariciones, nos llama a ser mejores personas y a comprometernos con las causas sociales. Por esto, no es raro verla a ella como figura central de muchos
movimientos sociales”.
Su influencia también se ve en el arte de México.
Ella parece en grandes murales dentro y fuera de casas y edificaciones zubernamentales, en avenidas y pasos peatonales, en pequeños altares levantados por los caminos de los barrios. Es decir, su presencia es constante y resulta interesante reflexionar en su mensaje de amor y protección que da esperanza y
fuerza a quien la quiere y venera.
La Guadalupana ha sido figura generadora de gran devoción que trasciende fronteras y
roba el corazón del mexicano, aunque éste sea ateo. Prueba de ello son las palabras que pronunció una vez el muralista Diego Rivera: “Soy ateo,pero guadalupano”. Tal vez por esto mismo es que su influencia llega hasta las pilas bautismales, donde sin importar género ni religión, muchos niños y niñas en México reciben el nombre de Guadalupe.